miércoles, 18 de enero de 2012

Ella conmigo


Luciana me desconcertaba. Por un lado sentía que no debía coquetear con ella; sin embargo, ¡me descubrí tan seducida por todo su ser! Deseaba acariciar su piel tersa y olerla hasta quedar impregnada de ella. Tocar sus pechos lentamente y que sus pezones erguidos fueran mi delirio. Anhelaba rozar su cuello con mi aliento; ser parte de ella a través de mis manos. Quería excitarla, que me deseara. Besar sus labios y entrelazarnos.


1 comentario:

  1. hola wapisima me enncantan tus relatos y ademas te sigo en twitter,eres una dama hermosa y bella,gracias a ti las estrellas brillan cada noche,besos y saludos cordiales

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