jueves, 22 de diciembre de 2011

Hoy


Hoy tendré la oportunidad de verla fuera de su ámbito. Ella que con su mirada es capas de levantar al más caído, ella la poderosa, la sensual, la dulce, la tierna; ella sabe que la miro y me mira; ella conoce mi deseo y aún así no se asusta.
Yo la quiero. La quiero desde el primer día en que la vi. La quiero porque es bella, porque me hace reír, porque sus curvas se perderían en mis manos, porque sus pechos son del tamaño perfecto de mis sueños y porque su  boca sabe a mi, aún sin haberla besado. Guapa, digna, inteligente, ella es mi musa y esta tarde podré verla en otro contexto.
Sólo deseo que Ella suelte el sujetador que la asfixia y sea nuestro deseo el que le de aire. 

lunes, 19 de diciembre de 2011

Instante


Después de besarme el cuello, metió su mano por debajo de mi falda y apretó mis muslos. Su respiración se hacía más intensa. Yo contenía mis gemidos, los que a penas se hacían perceptibles. Mis ojos, de lasciva mirada deseba que él siguieran tocándome; sin embargo él juego era otro. Él llevaría nuestro deseo al límite, y sólo metería sus dedos dentro de mis bragas, si yo se lo pidiera.
Mis ganas crecían y la humedad de mi sexo era notoria, sin embargo no pedí que me tocara. Me contuve. Él también se contuvo, aún cuando el aroma erótico de mis cachondería lo invadía todo. Apretó su cuerpo al mío; rozó su sexo y noté como estaba erguido y a punto; ¡como tanto me fascina!; mas ninguno de los dos dijo nada.
Volvimos a besarnos. Y nos separamos.



El pasillo de frente a la cocina es lo que tiene. En esta oficina las paredes no hablan; ¡pero lo tuitean todo!

miércoles, 14 de diciembre de 2011

Mi vibris querido


Desperté con mi deseo desenfrenado. Pensé en hacer un par de llamadas para pedir "amor a domicilio", pero maldije no tener amantes madrugadores. Mentalmente repasé mi lista de contactos, hasta que concluí que las 7:15 am no es un buen momento para esta clase de solicitudes. Me levanté, preparé café y me sentí lista para arrancar el día; pero no funcionó, el frío era duro, y dos minutos después estaba de nuevo en la cama.

La sensación de confort reavivó mis ganas. Imaginé las caderas ondulantes de un hombre junto a las mías y sus manos acariciándome. Pensé en sus labios besando mi vientre, sus dedos desnudando mi sexo, su respiración sobre mi cuello. Me excité tanto que extendí mi mano, abrí el cajón de mi buró y saqué a mi adorable amigo fálico con pilas.

Acurrucada entre las sábanas toqué mis pezones, que se irguieron complacidos. Darse placer es algo tan poderoso como satisfactorio. Extasiada, encendí mi vibrador de color naranja y jugué. Su discreto zumbido resonó al borde de mis senos y arqueé la espalda. El aroma de mi sexo colmó mi olfato. Un suspiro suplicante resonó en la habitación; jadeante, excitada.

Bajé lentamente mi vibris hasta el nacimiento del monte de Venus, y ahí dibujé círculos durante algunos minutos.

Mi sexo se preparaba para ser penetrado hasta satisfacer su voraz sensualidad. Guié a mi amante de gel hasta mi clítoris, disfrutando de él un buen rato, sin prisas, durante un momento que me pareció eterno, como si el mundo pudiera detenerse. Escuché mis gemidos y me lo metí bien dentro.

Mi sexo se hinchó apasionado en cuanto aumenté un punto la velocidad del vibrador. Me urgía tenerlo dentro, clavármelo, sentir cómo me penetraba de la forma en que a mí me gusta, cuando a mí me gusta, hasta donde a mí me gusta... Mi sexo líquido! Jadeé hasta correrme como un río.


Me recosté boca arriba, aún agitada. Miré el reloj: eran las 9:45 am; comencé a twitear.



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